martes, 11 de mayo de 2010

VIERNES 14 DE MAYO: PRESENTACIÓN DE CIUDADELIRIO DE MARIO MORQUENCHO EN LA ALIANZA FRANCESA DE CHICLAYO

PRESENTACIÓN DEL POEMARIO

“Ciudadelirio”
(Sol negro editores, 2010)
del poeta piurano Mario Morquencho

Dos asedios críticos:

Hermenéutico: Fernando Odiaga Gonzáles
Semiótico: Antonio Castro Cruz

¡¡¡El tiempo de la presentación impresionista con mucha alabanza y loa gratuita ha quedado relegado a la historia, es necesario justificar y demostrar la calidad de un texto!!!

DÍA: 14 mayo
HORA 7.30 p.m.
LUGAR: AUDITORIO DE ALIANZA FRANCESA (Juan Cuglievan Nº 644 Chiclayo)

¡¡¡Entrada libre!!!

PRESENTACIÓN DEL LIBRO CIUDADELIRIO (SOL NEGRO EDITORES, 2010) DE MARIO MORQUENCHO EN EL CHASKA DE TRUJILLO

miércoles, 5 de mayo de 2010

Enrique Verástegui y Teoría de los cambios por Elton Honores

Enrique Verástegui. Teoría de los cambios. Lima: Sol Negro/ Cascahuesos, 2009. 66 pp.

La editorial Sol Negro, dirigida por Paul Guillén, junto a la editorial Cascahuesos, nos entregan lo último del “poeta prodigio” Enrique Verástegui (Lima, 1950): Teoría de los cambios. En este libro de madurez, el poeta cercano a los sesenta años, reflexiona sobre la soledad y la necesidad de una vida apacible. Esta vida apacible no descarta el cuerpo y la sexualidad como medio para alcanzar la plenitud. Por ello la recurrencia a la imagen de la “rosa” a lo largo del libro. El conocimiento está asociado a la otredad, pues en “Epistemology by tv”, plantea que por medio del conocimiento físico del otro me conozco a sí mismo.

En el poema “Philosophy” plantea algo clave: “La filosofía profetiza felicidad a los hombres, pero el hombre vulgar sufre” (13). Aquí se desmitifica la noción del futuro atribuido al hombre en abstracto frente al hombre concreto del presente, común y corriente que padece los males y angustias metafísicas frente a lo incierto. En este verso el autor sintetiza la condición moderna del hombre, que es ambivalente, pues su mundo ideal es proyectado en un tiempo que no le pertenecerá y por otro, el desinterés por lo propiamente “humano”, pues hoy ¿a quién le interesa el arte, la filosofía, la literatura? El hombre del presente es vulgar porque su tiempo también lo es. Considero que este verso es uno de los mejores del libro e incluso posee cierta carga polémica.

Para el hablante lírico, vivir es florecer a nivel ético-individual, pero éste no niega a su vez, los viejos deseos de cambiar el orden, de cambiar políticamente el mundo. Las implicancias revolucionarias se fusionan con las gnósticas y místicas. Para el poeta la meditación es un acto clave, un valor en estos tiempos. Para el yo poético, solo el cambio permitirá trastocar el presente en futuro y el futuro en pasado…

Simplemente, se trata de un excelente libro. Imprescindible.

Elton Honores
Universidad San Ignacio de Loyola

Fuente: Iluminaciones
Foto cortesía de Juan Pablo Mejía

domingo, 2 de mayo de 2010

Grupo Literario Signos. Demolición de los reinos (Lima: Sol Negro Editores, 2010) por Paul Guillén

Tal y como habíamos adelantado en unos días estará saliendo de las prensas de Sol negro el nuevo libro del Grupo Literario Signos como adelanto publico una reseña que escribí sobre este nuevo libro titulado Demolición de los reinos:

Desde la Región Lambayeque este grupo literario se mantiene muy activo a través de su blog: http://grupoliterariosignos.blogspot.com/. El libro contiene cuatro poemarios titulados “Los últimos días de Caín” de José Abad Ascurra; “¿Dónde acaso es camino?” de Cromwell Castillo Cabrejos; “Abandono del hastío” de Ronald Calle Córdova y “Persistencia del alarido” de César Boyd Brenis. Imágenes apocalípticas, metafísicas, gnosticismo, presencia de la naturaleza unida a referencias de poesía maldita y trascendentalista: Baudelaire, Bukowski, Panero, Pessoa, Colinas, Gamoneda.

Esta es la segunda compilación de Signos. Valdría la pena reflexionar sobre la continuidad o las variaciones entre las dos muestras poéticas. En la primera muestra Signos 2006-2007 (Tiro de gracia editores, 2007) se recogieron los trabajos “Absolución de la noche” de José Abad Ascurra; “Agua / transfiguración o el sonido” de Cromwell Castillo Cabrejos; “Agonía compartida” de Ronald Calle Córdova y “Heterónimos frente al espejo” de César Boyd Brenis, todos los poemarios iban por una onda metafísica, existencial, apocalíptica y ajena a una poética coloquial, es decir, había un discurso más o menos homogéneo y parejo entre todos los poemarios. En esta primera muestra la sección que más destacaba era la de Castillo Cabrejos. En la segunda muestra (Sol negro, 2010) el discurso se mantiene y se reelabora con diferentes lecturas. Hay un cambio sustancial: el poemario que entrega Castillo Cabrejos “¿Dónde acaso es camino?” se instala dentro de lo coloquial e incluso varios poemas tienen carácter sentencioso. Los demás poemarios se mantienen acorde con la primera muestra poética y la sección que más destaca es “Los últimos días de Caín” de Abad Ascurra, el poeta ha extremado su repertorio y su angustia construye imágenes desbordantes y lacerantes.

Tal vez habría que analizar sección por sección: Abad como decíamos es el poeta que más ha extremado los logros de Signos en su segunda muestra poética. Su discurso dialoga con imágenes proféticas y bíblicas e incluso con la poesía de corte maldito desde una experiencia existencial. Aquí es decisiva, por ejemplo, la presencia de Leopoldo María Panero. Abad se inscribiría dentro de una tradición poética peruana esgrimida por Juan Ojeda y que abarca hasta Ernesto Zumarán y Chrystian Zegarra, por mencionar algunos nombres.

Como habíamos adelantado el libro de Castillo Cabrejos es el más diferente de la poética del grupo Signos, aunque el grupo ha tenido una reciente incorporación de nuevas voces con Ericka Madrid (Argentina), Hazzel Yen (México), Zoila Aguinaga (Perú) y Anita Ramos (Perú). ¿Dónde acaso es camino? se abre con una cita de Bukowski: “No era mi día. Ni mi semana, ni mes, ni mi año. / Ni mi vida. ¡Maldita sea!”. Se tratan de poemas irónicos sobre el amor, son zahirientes, ácidos, pero no resignados. Este coloquialismo es más sentencioso que cotidiano. Nos hace recordar algunos epigramas latinos e incluso poemas españoles en tono de adivinanza, acertijo o paradoja.

El tercer poemario “Abandono del hastío” de Calle Córdova es un solo poema en 23 estancias. Hay un cierto nietzscheanismo en sus versos: la condición igualitaria del creador y la criatura, y en otros pasajes la idea del hombre como creador de Dios. Se juega con las ideas de la cotidianidad, la locura y el silencio como salidas posibles. Es quizás el poeta más vallejiano de los cuatro, en realidad, los otros tres poetas tienen referentes distintos.

El último libro es “Persistencia del alarido” de Boyd Brenis, claramente es el más metapoético de los cuatro poemarios. Los primeros poemas se preguntan por las (im) posibilidades de transmisión del poema en tanto comunicación y en tanto percepción. Más adelante uno puede encontrar imágenes de naturaleza: bosques, aves que son metáforas de la escritura. También un poema sobre el ajedrez que continúa el juego cíclico de Omar Khayyam o Borges, reelaboración de mitos (Narciso) o un poema sobre la relación entre los sueños y el inconsciente.

Demolición de los reinos, es un libro que propone una estética grupal y eso es un gran mérito. Se trata de pensar en cierta dirección con los aportes individuales de cada integrante. Demolición de los reinos se constituye sin duda en uno de los mejores aportes de la poesía norteña y peruana, y continúa el legado de César Vallejo, Alcides Spelucín, Luis Valle Goicochea, Mario Florián, Marco Antonio Corcuera, Juan Ojeda, Juan Ramírez Ruiz, Róger Santiváñez o Javier Gálvez.

sábado, 1 de mayo de 2010

DOS FOTOGRAFÍAS DE LA PRESENTACIÓN DE CIUDADELIRIO DE MARIO MORQUENCHO EN EL SALÓN HORA ZERO-BAR QUEIROLO

Mario Morquencho y Enrique Verástegui

Mario Morquencho y algunos amigos entre ellos Jorge Flores, Karina Valcárcel, Laura Rosales, Pierre Castro, Sandra Enciso. Fotografías de KV.

LA POESÍA COMO DESAFÍO A LA URBE. Presentación de Ciudadelirio (Sol negro editores, 2010) de Mario Morquencho por Jorge Hurtado*

Poeta Jorge Hurtado presentado Ciudadelirio de Mario Morquencho en el Chaska de Trujillo

En la poesía de Mario Morquencho, la ciudad no es un plan urbanístico, ni el sueño de una comunidad para vivir en un orden donde nadie pueda extraviarse. La ciudad a través de Ciudadelirio es un mapa laberíntico de emociones y visiones, una nueva geografía intima, esquizo, reinventada para formar parte de una nueva experiencia, a través no sólo de la visión contemplativa ni de la mera cotidianeidad, sino de fusionarse con la atmósfera del estallido, mezclar su piel con la piel de aquello que es tan fabuloso como un monstruo y que puede tragarnos y expulsarnos vacíos hacia un rincón de la noche. Y cuando este monstruo, este leviatán de infinitas paredes aparece con sus mandíbulas de cemento, aparece la poesía como única redentora para reconfigurar la ciudad y re ensamblar el caos, el humo, la desesperación, la violencia, el río por donde atraviesan los sueños de millones de personas en un paisaje poético.

¿Qué podría impulsar a un poeta a escribir sobre la ciudad? Hace casi cuarenta años, apareció un poemario que marco un hito importante en la poesía peruana, y además instauró una nueva voz en un escenario dominado por una literatura encerrada en sí misma. En los Extramuros del Mundo, el libro de Enrique Verástegui, apareció y la ciudad dejó de ser la misma. En la soledad de un nuevo territorio, el ser humano debe de trazar su mapa vital, sus rutas para sobrevivirse ante este mundo desconocido. Actitud totalmente ajena a adaptarse y seguir el ritmo impuesto por la tiranía de la rutina, dejarse llevar blandamente por la monotonía y el hastío de callejones que llevan a la desesperación y a la muerte. El impulso que lleva al poeta a fusionarse con la ciudad, de auto expulsarse una vez que se han sumergido en los miasmas de las márgenes y de los afectos inconexos, a reinventar cada paso que da contra el tráfico, el impulso no es otro que elegir entre las infinitas posibilidades de reafirmar un yo, es disolverse en la ciudad para recuperar ese yo perdido, el retorno a la voz primera antes de la contaminación de su espíritu. Es robarle de nuevo su espíritu al leviatán, a la urbe, para habitar de nuevo en ella, en lo terrible conociéndolo. La vuelta a la tuerca para sobrevivirse, esto también se encuentra en la poesía de Mario.

La poesía muchas veces es vocación, pero además es actitud. Es ingresar en la noche más oscura dentro del laberinto para asesinar al minotauro, buscamos desenfadadamente a la bestia para liberar el destino trágico de las visiones impecables, pero en la travesía nos percatamos que nos transformamos o somos nosotros el minotauro. Destino inexorable de aquel que se atreve a sortear los caminos de la poesía, de ese ir más allá de la palabra a través de ella. Así ingresa el yo poético de Ciudadelirio, atraviesa la ciudad en su versión más dura, atraviesa celdas, callejones sin salida, ríos de desesperanza, microbuses que llevan hacia la nada, ventanas que dan hacia uno mismo en la soledad más siniestra, edificios que navegan como barcos ebrios en el mediodía para luego verlos naufragar en plena medianoche, de encuentros que prometen un sueño que se desvanece al abrir las puertas de la habitación. El abismo en sus mil versiones. El hombre que descubre el desgarro, su propio desangrarse, pero que no da tregua a esa sensación de caminar constantemente en el filo de los precipicios, sino que lidia


“…con el humo
con la ciudad
con el cielo preñado de sótanos
donde jugamos
a vivir”

(La Ciudad, 11)


Así termina el primer poema del libro. Su invitación al inicio del viaje, como aquel viaje de Baudelaire donde expresa: “En desiertos de tedio, un oasis de horror!”. Pero por eso esta invitación no se queda en aquella primera visión iniciática ante el monstruo de la urbe, sino que nos coloca allí como cómplices, como compañeros de aquella experiencia vital de Ciudadelirio.

* Palabras leídas el 28 de abril de 2010, día de la presentación de Ciudadelirio de Mario Morquencho en el Chaska de Trujillo.