Este es de los libros que incitan a varias lecturas. Más aún, que envician a seguir leyéndolo.
Esto es una rara hazaña: casi cada verso es un caleidoscopio que brinda diferentes iluminaciones a cada vuelta, estableciendo rayos casi invisibles, casi visibles, entre lo cotidiano y lo trágico trascendental. Núcleo, todo de materia sin superficie. Se produce un deshielo del mundo y de la psique: en Sur que me deshiela. Pero no es cualquier derretimiento, es el ejecutado por la poesía: hielo avanza oro al jardín.
Asombra la fuerza de barroquismo imaginal-conceptual, como el de esos volcanes que surgen en el mar. Y toda esa mezcla de lava y aguas saladas, en medio de los abruptos movimientos, nos dejan un saboreo poético de sorpresas que exigen nuevas lecturas cada vez más suculentas.
Pero sobre todas las convulsiones y anfractuosidades está la Torre de la voz. Su sube a algo extremamente sutil: abstracto del cantar, como la luz. Y un misterio como divino se cierne sobre el libro. ¿Lo agarraremos?
Y ahí avanzan estos textos que unen lo del lenguaje con lo humano como humano. Ni arte vacío ni humanidad vacía. No es una mera verbalidad, es una luz para estos humanos como humanos: pequeños pero magos absolutos son. Aunque se sientan alma, corazón ciego, amarrado de utopía, atisban el tremendo enigma del supere ego.
Esto es una rara hazaña: casi cada verso es un caleidoscopio que brinda diferentes iluminaciones a cada vuelta, estableciendo rayos casi invisibles, casi visibles, entre lo cotidiano y lo trágico trascendental. Núcleo, todo de materia sin superficie. Se produce un deshielo del mundo y de la psique: en Sur que me deshiela. Pero no es cualquier derretimiento, es el ejecutado por la poesía: hielo avanza oro al jardín.
Asombra la fuerza de barroquismo imaginal-conceptual, como el de esos volcanes que surgen en el mar. Y toda esa mezcla de lava y aguas saladas, en medio de los abruptos movimientos, nos dejan un saboreo poético de sorpresas que exigen nuevas lecturas cada vez más suculentas.
Pero sobre todas las convulsiones y anfractuosidades está la Torre de la voz. Su sube a algo extremamente sutil: abstracto del cantar, como la luz. Y un misterio como divino se cierne sobre el libro. ¿Lo agarraremos?
Y ahí avanzan estos textos que unen lo del lenguaje con lo humano como humano. Ni arte vacío ni humanidad vacía. No es una mera verbalidad, es una luz para estos humanos como humanos: pequeños pero magos absolutos son. Aunque se sientan alma, corazón ciego, amarrado de utopía, atisban el tremendo enigma del supere ego.
Y nos revela a nosotros: yo soy la sombra del ilimitado.
Lima, octubre de 2008.
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