lunes, 21 de diciembre de 2009

“TEORÍA DE LOS CAMBIOS” DE ENRIQUE VERÁSTEGUI OBTUVO EL PREMIO LUCES DEL DIARIO EL COMERCIO COMO EL MEJOR POEMARIO DEL AÑO

Como hace algunas semanas informamos el libro Teoría de los cambios de Enrique Verástegui había sido nominado como mejor poemario del año por la sección Luces del diario El Comercio. Ayer nos enteramos que Enrique obtuvo dicho premio. Así reza la leyenda: "Mejor poemario. Enrique Verástegui por Teoría de los cambios (Sol negro, 2009)".

TEORÍA DE LOS CAMBIOS DE ENRIQUE VERÁSTEGUI Y AMANECIDAS VIOLENTAS DE JOSÉ PANCORVO FUERON INCLUIDOS EN EL RECUENTO DEL AÑO EN EL BLOG LUZ DE LIMBO


Los libros de Enrique Verástegui y José Pancorvo editados por Sol negro editores han sido considerados dentro del recuento del año por el blog Luz de limbo: "Teoría de los cambios. Lo que ya había adelantado algo farragosamente en Teorema de Yu (2004), esta vez Enrique Verástegui lo define con mesura y profundidad en un libro breve aunque desbordante de belleza, belleza de pensamiento y de palabra. Amanecidas violentas. Cuando José Pancorvo desciende de sus vuelos celestes y se asienta en la tierra, limense y peruana, nos regala sus mejores frutos. Barroco y "lengua y sed dorada" ofrendadas al "vulgo águila" entre Parinacochas y Villa María del Triunfo, la Plaza de Armas y Collique, y totalidad".

martes, 24 de noviembre de 2009

TEORÍA DE LOS CAMBIOS DE ENRIQUE VERÁSTEGUI NOMINADO A POEMARIO DEL AÑO POR EL COMERCIO

Como ya es tradicional desde hace varios años la sección “Luces” del diario El Comercio otorga mediante encuesta virtual los premios Luces a lo mejor de la televisión, teatro, literatura, gastronomía, moda, música, cine y artes plásticas. Este año en la categoría de mejor poemario ha sido nominado el libro “Teoría de los cambios” de Enrique Verástegui:

20. MEJOR POEMARIO:

“Breviario de Santa Inés” de Arturo Corcuera (Lustra, 2009)
“Nocturama”, de Diego Otero (Álbum del Universo Bakterial).
“Teoría de los cambios”, Enrique Verástegui. (Sol negro, 2009)
“Dorada Apocalypsis”, Domingo de Ramos. (Intermezzo tropical, 2009)
“Casa de zurdos” Alessandra Tenorio. (Lustra, 2009)

Pueden votar en este link: http://elcomercio.pe/encuesta-luces/

miércoles, 18 de noviembre de 2009

TEORÍA DE LOS CAMBIOS DE ENRIQUE VERÁSTEGUI POR JOSÉ LUIS AYALA (DIARIO LA PRIMERA, 17-11-09)

El talentoso poeta Enrique Verástegui ha publicado Teoría de los Cambios (Sol negro/Cascahuesos). Esta edición coincide con el lanzamiento de un texto que reúne una antología realizada por Tulio Mora, Hora Zero: Los broches mayores del sonido (Fondo Editorial de Cultura Peruana). De modo que es posible tener una valiosa fuente para entender la evolución de uno de los poetas peruanos más importantes de fines de siglo XX. Así, Teoría de los Cambios, es una proyección de una poesía poblada de lecturas que abarca filosofía, física, lógica, ética, biografías, como también y de modo singular La Biblia, El Capital y El Corán. Pero la limpidez de la poesía se abre paso entre remembranzas y conflictos existenciales, porque más allá de una evidente cultura literaria adquirida durante varios años, está la calidad y fuerza de una extraña y lograda poesía. Por esa razón, Teoría de los cambios, se lee de principio a fin, de un solo aliento, como si se tratara del viaje de la palabra hacia el núcleo de la significación, en el que se percibe el deseo del poeta de trascender el tiempo que le ha tocado vivir.

TEORÍA DE LOS CAMBIOS POR JAVIER ÁGREDA (DIARIO LA REPÚBLICA, 09-11-09)

Enrique Verástegui. Teoría de los cambios (Sol negro, 2009)
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Hace casi 40 años, Enrique Verástegui (Lima, 1950) publicó su primer libro, En los extramuros del mundo (1971), que lo consagró como el más talentoso poeta de la generación del 70. A partir de una serie de becas y viajes por todo el mundo, su obra fue haciéndose más ambiciosa y abarcadora, aunque también perdiendo coherencia y calidad. Después de una serie de libros cuestionables, Verástegui acaba de publicar Teoría de los cambios (Sol negro, 2009) un saludable y ponderado retorno a la poesía.
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El conjunto es presentado como la traducción de un tratado de un filósofo chino del siglo XIII (no obstante, se menciona a Rimbaud, Internet y el alka-seltzer), en la que se reflexiona sobre diversos tipos de procesos de cambio, desde la revolución (en el primer poema) hasta la decrepitud humana (“Tractatus medicus” el penúltimo poema). Son textos breves y sencillos, basado en imágenes tomadas de la naturaleza: “el reflejo de la luna contenida / en el agua en el cuenco de mis manos / refresca mi mente”.
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Hay todavía en Teoría de los cambios algunos errores e inconsistencias; pero también un tono irónico que lo distingue de los libros más recientes de Verástegui. En “Poesía para señoritas” se afirma, por ejemplo, que “No todo lo que está bien escrito es verdadero / y todo lo mal escrito es necesariamente falso”. Y textos como “Teorema del cero (en lógica)” o “Epistemology by TV” demuestran que, afortunadamente, el poeta ya no está tomando tan en serio sus peculiares teorías lógicas y filosóficas

domingo, 18 de octubre de 2009

INQUISICIONES: VERÁSTEGUI EN SOL NEGRO POR ABELARDO OQUENDO (LA REPÚBLICA, 18-10-09)

Los pasajes deslumbrantes de los inicios de su obra poética hicieron de Enrique Verástegui una figura central de la poesía peruana joven de los años 70, en un momento pródigo en actitudes y propuestas de aire desafiante y activas agrupaciones juveniles. En tanto que ese hervor amainaba, los horizontes de Verástegui se expandían más allá de la literatura, merodeaban la filosofía y las ciencias, exploraban las matemáticas, ensayaban una apertura al misticismo. El saber representaba para él cada vez más una continuidad integradora resumida en la ética y asumida por la estética. Esto, desde luego, modificó su quehacer poético y ha repercutido en su recepción.

Es desde la visión del mundo resultante que viene brotando, desde hace años, la poesía de Enrique Verástegui. Teoría de los cambios, su más reciente libro de poemas (Sol Negro Editores y Cascahuesos Editores, Lima, 2009) exprime con claridad, con sencillez inclusive, esa visión del poeta y hasta despierta en el lector algún recuerdo del viejo –es decir, del joven– Verástegui, tan ligado a su cuerpo. Un cuerpo que continúa nutriendo la obra del poeta, pues es con él que piensa y secreta sus versos, al par que con el alma. “Mi rosa es la razón / Expresada matemáticamente en la rotación de los cielos / Abiertos para mis ojos, mis manos, mi cerebro”, dice.

ENRIQUE VERÁSTEGUI Y POCHO RÍOS EN EL MISTERIO DE LA POESÍA DE ADOLFO POLACK (REVISTA CARETAS, 07/10/09)


¡Qué rico es mi país!, era el estentóreo grito de Pocho, José Antonio Ríos, que remataba sus sabrosas anécdotas, generalmente acompañadas de bebidas interesantes. Pocho, abogado iqueño, malhablado con gracia, uno de mis ya desgraciadamente numerosos amigos muertos, es el protagonista del poema que sigue, parte del último libro de Enrique Verástegui (Lima, 1950), publicado en julio de este año con el título “Teoría de los cambios”.

Verástegui, quien además es narrador, dramaturgo, matemático y lógico, obtuvo en 1976 nada menos que una beca Guggenheim, con la que pudo viajar a Barcelona, Menorca y París para realizar un proyecto vinculado con la Sociología de la Literatura. El libro es de grata lectura, y transmite las preocupaciones del autor en un tono propicio para llegar más al público.

viernes, 9 de octubre de 2009

LA EPIGNOSIS DE ENRIQUE VERÁSTEGUI POR JOSÉ PANCORVO

José Pancorvo, Paul Guillén y Enrique Verástegui en el Yacana bar

Aparecido en el prestigioso sello de poesía Sol negro -en asociación con Cascahuesos, brillante nueva editorial arequipeña de poesía-, el nuevo libro de Verástegui, Teoría de los Cambios, es una vital contemplación de la totalidad. Comenzaremos recordando el pueblo, valle, río y torre llamados Berastegui o Verastegui, en la circunscripción guipuzcoana de Tolosa. El escudo de la villa está partido en dos mitades, una con San Lorenzo portando el libro y la parrilla, la otra con una torre a la que por una escalera un caballero sube llevando su lanza. Lema: Nobleza con Libertad.

Aquí la heráldica viene a propósito porque, lejos de ser la caricatura frívola que a veces aparenta ser, es una ciencia exacta cualitativa, es decir, una ilustración, una fotografía diríamos, de los arquetipos. Familiares, locales, regionales, nacionales -por eso algunos piensan que el Escudo nacional debe ser, será y es el sol radiante-. Y alrededor de los arquetipos suceden los cambios. Este escudo y lema -lo mismo hice con los blasones de Oquendo de Amat en la revista sanmarquina Dedo Crítico- prefiguran al poeta que, como el santo de la parrilla y el libro, arde y paga por servir a su muy elevado ideal. Y al poeta sabio que, como el caballero grada a grada, a través de varias ciencias, mismo Dante, asciende a la Sabiduría, la cual se representa alegóricamente como una dama enorme a la cual hay que subir por una escalera: así está representada en un bajorrelieve de Notre Dame de París, así como en vitrales y esculturas de Chartres y Laon. Para obsequiarle la rosa de un corpus poeticum.

Por que en este libro, lleno de vitalidades, se recorren la filosofía y las ciencias políticas, matemáticas y sociales. Aunque en el Perú hay gigantes de la denominada poesía pura, a la que se dedicaban con exclusividad, como Eguren y Westphalen, no son menores los que, además, nos muestran una poesía de fuertes saturaciones y connotaciones ideológicas, como Vallejo y Martín Adán; del círculo de González Prada y después comunista el primero; el segundo del entorno de Riva Agüero, y siempre católico reaccionario. En Verástegui hay una ascención de ideas poéticas con una nota muy fuerte de conocimiento. De lo relativo cambiante, de lo absoluto, y de sus interrelaciones.

En su búsqueda de universalidad -y, como se sabe, katholikos en griego significa universal-, destaca su mención de la gnosis. La gnosis que demuestra que lo infinito/ está en lo finito/ donde está, realmente, el universo. La palabra gnosis, a fuerza de ser abusada, tiene dejos de temas heteróclitos u oscuros, pero es la palabra más normal y consagrada del mundo: figura decenas de veces, y siempre como algo bueno, en el texto original del Nuevo Testamento, y centenas de veces en forma de derivados: prognosis, kardiognostes -conocedor de los corazones-, diagnosis, epignosis -conocimiento cabal-, y muchos otros.

En el escudo familiar Verástegui, confluyen hacia el centro, en forma de aspa, cuatro caminos dorados sobre campo verde. Prefigura también la síntesis que persigue Verástegui de los diversos conocimientos por sus vetas más bellas y vivaces y sobre los follajes más frescos y espontáneos. Síntesis expresada como en una rosa de oro: Extiendo la punta de mis dedos para tocar una rosa,/ con la mirada concentrada en el centro místico. Con ello Enrique Verástegui se convierte en un Midas de la poesía. Transforma en oro de alto poema hasta a un alka-seltzer: Mi alka-seltzer es la razón, que embellece al mundo.
Razón: ratio en latín, logos en griego -pues "logos" no sólo expresa ser la palabra sino el contenido-. El alka-seltzer se convierte en un símbolo de la gnosis legítima; se convierte en una aparición, como el sabor del bizcocho de Marcel Proust. Y el universo también se aparece como un alka-seltzer que burbujea dentro de la epignosis poética de Verástegui. Como un reloj de Dalí, pero esta vez efervescente, vívido y eficaz. (Dicha de comprenderlo todo./ El Ángel Enrique denuestra que el 1/ no existe y que teoría de mundos múltiples/ son flores: el Espíritu es todo el poder del universo.) Un reloj sin manecillas que marca la hora cero gloriosa y burbujeante.

PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN EN “TEORÍA DE LOS CAMBIOS” DE ENRIQUE VERÁSTEGUI POR RODOLFO YBARRA

José Pancorvo, Paul Guillén y Enrique Verástegui en el Yacana bar

Para no repetirme,
y sentado como yoga,
aparto el macetero de helechos a un costado.
Platón, Aristóteles se equivocaron.
Mitos bíblicos, Babel, Babilonia,
se opusieron al universo.
Primavera austral me envuelve.
Sobre mi cabeza flota la luna.
Abajo el reflejo de la luna
permanece inalterable sobre el fluir del río.
El mundo que cambia es pasado:
teoría de los cambios florece cuando sueñas.

E.V.

Intro

Antes que nada, quisiera decir que conozco a Enrique Verástegui desde hace muchos años; primero lo leí a fines de la década del setenta, en el colegio, gracias a un profesor que había distribuido en esténciles algunos poemas de “Los Extramuros del Mundo”; luego, en la década de los noventas, después de leer varios libros de él, pude ir a visitarlo (atendiendo a una invitación bastante particular) en su casa-biblioteca de Cañete (casa que, por cierto, ya no existe; luego del sismo de Pisco se tuvo que demoler. Tengo una grabación en vídeo del lugar donde quedaba la casa, espero poder tener tiempo para colgarlo). Después de muchas conversaciones uno se va enterando y sacando sus cuentas de que la obra y el mismo Verástegui siempre está en constante contradicción. Recordemos cuando el poeta se reclamaba maoísta (en plena convulsión interna), luego estructuralista, seguidor de Wittgetstein, seguidor de Pound, etc., etc.

Ahora que acabo de leer Teoría de los Cambios, su último libro, encuentro que las contradicciones se acentúan, que las búsquedas se convierten en hallazgos, pero nunca dejan de ser impulsos, curiosidad intelectiva, puentes hacia algo que quizás sea inhallable, pues el conocimiento --como río heraclitiano-- es inacabable.

En atrevimiento hacia una persona que estimo, no voy a escribir una reseña conformista con el texto, un laudatorio que no aporte a la crítica y que al final se arrume en todos esos textos que caminan sobre lo trajinado. Dicho esto paso a esta breve reflexión.

Explaye

Mao Zedong decía que la contradicción, principio hegeliano, era la ley principal de la dialéctica materialista y la herramienta de todo revolucionario. Verástegui, en varias entrevistas que se pueden rastrear desde mediados de los ochentas e inicios de los noventas, ha dicho que él es dialéctico y, por lo tanto, contradictorio. Teniendo esta premisa (segura distorsión para algunos o facilismo para otros) vamos a revisar uno de los últimos textos de este autor, baluarte de la generación poética del setenta y líder hipostático de “Hora Zero” (el otro era el desaparecido Juan Ramírez Ruíz; Pimentel siempre ha sido más terrestre, su poema “Balada para un Caballo” sigue a pesar de su “Tromba”, con algunos matices, en tropel hasta la actualidad). Teoría de los Cambios, 2009, así se intitula el libro editado en mancuerna proteica entre "Sol Negro" y "Cascahuesos Editores".

Así, el poeta puede escribir este reclamo poético: quisiera florecer sin recibir nada/por mis poemas, publicar grandiosas novelas/ sin que me paguen derechos de autor,/ escribir ensayos fundamentales/ sin hacerme famoso.// Déjenme así extraño y solitario./Oh por favor déjenme florecer.

E inmediatamente, y en plena reverberación pide ayuda al presidente de la República tal y como dice la llamada del diario “Expreso” del 21/08/09.

Al parecer, para Verástegui la poesía es, muy a pesar suyo, algo así como el no lugar del pensamiento, una península que se adentra en un mar de contradicciones (¡dialéctica?) y donde lo único valorativo va a ser la expresión misma, sin necesidad que esta exprese alguna verdad o se remita a un hecho verosímil (aunque parezca). Total, la palabra es bella (no importa lo que exprese) y la metáfora (y toda la tropología) existen al margen de una correspondencia con la razón y la lógica. Sin embargo, es posible lanzar una pregunta al futuro sabiendo que la respuesta es sólo un deseo respaldado por lo que entendemos nuestra obra: ¿Cuántos siglos deberán pasar todavía/ Antes de que la muerte sea finalmente vencida,/ Y mis obras glorificadas?

Y donde quizás hasta lo biológico no tiene sentido sino expresan un deseo estético, un deseo del yo creator donde la lógica intelectiva tendría que imponerse a la naturaleza: ¿Para qué envejecer/ Si no se ha escrito el gran libro de la juventud?. Y por supuesto la autocita, necesaria para confirmar que el poeta no ha dejado de confiar en sí mismo: ¿Por qué no consultar ALBUS para salir de la desdicha?

Pero el poeta no establece las leyes del orden racional, al menos no las que dependen de su estro, uno tiene que descubrirlas o interpretarlas detrás de todo ese exorcismo de sentimientos y emociones que un escritor de la estirpe de Enrique Verástegui puede tener: “Así, si distingues Verdad de Falsedad/ serás una Princesa consorte (o “con suerte”, apunte nuestro), comerás uvas frescas/ y acertarás cuando leas poesía”. La poemancia como fin supremo de la virtud sirve también para alumbrarnos, como Diógenes, el camino.

Del mismo modo, Verástegui puede retorcer criterios de la homeostasis o de la enfermedad y oponerle un sentido sicalíptico y/o de servicio (salvo que se interprete al trajín físico y a la libido como elementos antimelanomas): “El cáncer tiene varias causas,/ la misión cumplida,/ y la impotencia. //Así nos mantendremos jóvenes, sin falsos elíxires,/ logrando la eterna longevidad/.Que fluyan tus arterias sin grumos, y serás ágil.// Danza, mujer, danza como diosa de Oriente.

Todavía recordamos ese enfrentamiento en el que el amigo Modesto Montoya le recomendó una clases de matemática para poetas (Verástegui contestó en Perú21, Lima 28/03/07, lo siguiente: “Escribo para el carretillero y para el físico nuclear inteligente que sea capaz de inventar una bomba de protones, pero no escribo para Montoya, pues. Que haga esta bomba y lo respetaré”; sin embargo, el asunto de la bomba de protones o las reacciones químicas que dan origen a la bomba de protones ocurre dentro de todo organismo biológicamente constituido, y un físico no pierde su condición ni su prestigio por tener que hacer una bomba); o esa petición extrasístole en la que Verástegui desbarraba en que Argentina y Perú invadieran Chile y lo desaparecieran del mapa ¿?. Verástegui insiste en su versión literaria de las matemáticas y en la simulación de un mito que, aunque él parezca dudar, es aceptado por sus seguidores: “Chin Chui-Shao, matemático chino del siglo XII, rescribió un libro titulado las nueve secciones matemáticas en el que aparecen, aparte de algunos análisis escritos en tinta roja y negra, el símbolo del número cero –vacuidad y plenitud- que, desde entonces, revolucionaría todas las matemáticas hasta la actualidad. Sin embargo, no sólo escribió y revolucionó las matemáticas, sino también –y adelantándose a los tiempos de Ilya Prigogine-, revolucionó la poesía en su libro titulado ‘Teoría de los Cambios’, que el poeta y filósofo Enrique Verástegui ha traducido para bienestar de la humanidad. El manuscrito, hay que decirlo, fue encontrado en una biblioteca de New York”.

A pesar de ello, ciñéndonos a la verdad: los mayas descubren y emplean el cero en sus cálculos astronómicos. Utilizan un pequeño óvalo con un arco inscrito para representarlo, de esto más o menos cuando recién se iniciaba la era cristiana, mucho antes de Chin Chui-Shao y muchísimo más antes de que los árabes lo introdujeran en Europa.

Quiero apuntar que Enrique Verástegui (Jarry para los amigos) es quizás uno de los poetas peruanos vivos de mayor importancia en el siglo XX, no interesan que sus postulados sean desvariantes (acaso Ezra Pound no se declaraba fascista, Artaud no reventaba de peyote en el “país de los Tarahumaras” gritando incoherencias. Quizás sea la locura del loco del rey Lear que está cuerdo) o que su versos tenga la forma del pensamiento oriental, capcioso y con pretendida sapiencia filosófica a modo de moraleja (él agregó el apellido chino AhTaoHo a su apellido vasco): Escribí ese poema en la otra vida/ y lo refrendo ahora. No es un Karma,/ es el apretón de manos entre el pasado y el futuro./ Tal vez no escribí ese poema ayer,/ sino en un mundo múltiple/ donde pasado, presente, y futuro se confunden:/ luz al final del túnel/ que traspasa la montaña hacia la luz.

Recordemos esa respuesta memorable en la referida entrevista de Perú 21:

¿No cree que su vida linda con la exageración y con la locura?

Yo me preguntaría: ¿cuánta locura hay en mí y cuánta hay en el mundo? Yo lucho por la razón en un mundo enloquecido. Mi lucidez está en la poesía porque he escrito Ética, un libro sagrado. Sin embargo, no sé cuánto de locura y cuánto de lucidez hay en mí. Bueno, la verdad es que creo que no hay locura en mí.

El poeta es siempre más que su poesía, más que su imaginación, e incluso más que su racionalismo y su lógica (en su internidad yace la palabra); cuando el terreno que se habita es mágico (“mundo múltiple”) no se puede esperar correspondencias o insinuaciones del expresionismo clásico, ni aplicar la lógica a la coloratura del lenguaje o el fotómetro al estallido de panoplias del pensamiento. Todo se ha abolido para el paso de la genialidad, incluido la razón: “Se me ha prohibido hacer filosofía,/Se me ha prohibido pensar,/ Cuando de lo que se trata es de organizar el caos”.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

ESTE VIERNES 11 DE SETIEMBRE: ENRIQUE VERÁSTEGUI Y JOSÉ PANCORVO EN EL YACANA


Este viernes 11 de setiembre a las 8:00 p.m. en Jirón de la Unión 892 /segundo piso (Lima centro).

Fundación Yacana, se complace en presentar los poemarios:

Amanecidas violentas de mundos (Lima: Sol negro editores, 2009) de José Pancorvo y Teoría de los cambios (Lima/Arequipa: Sol negro editores-Cascahuesos, 2009) de Enrique Verástegui.

ENTREVISTA A ENRIQUE VERÁSTEGUI. POETA MÍSTICO POR CARLOS M. SOTOMAYOR (DIARIO CORREO, 09-09-09)


LIMA En 1971, un jovencísimo Enrique Verástegui irrumpió en la escena literaria local con En los extramuros del mundo, poemario que fue celebrado por la crítica. Casi 40 años después, el poeta cañetano manifiesta cierto desagrado cuando sólo le recuerdan aquella obra, pues asegura que sus demás libros también son importantes. Teoría de los cambios (Sol negro, 2009), su más reciente poemario, le da la razón.

Correo: Tu tendencia renacentista está presente también en este libro...

Enrique Verástegui: Creo que vivimos un cambio de época, y que es necesario dar dirección a esa época a través de la literatura, a través del arte, a través de la ciencia. Y desde ese punto de vista, yo no estoy apartado de eso; por el contrario, estoy inmerso en la búsqueda y en la postulación de un nuevo hombre, de una nueva ciencia y de un nuevo arte.

C: ¿Cómo así decides darle voz al matemático chino Ch'in Chiu-Shao?

EV: Estaba leyendo un libro de ciencia de la Alta Edad Media y me encuentro con que el inventor del cero había sido un matemático chino en el siglo XIII más o menos. Entonces decidí darle voz poética y voz mística a este matemático chino.

C: En uno de los poemas mencionas tu poemario En los extramuros del mundo con cierto desdén. ¿Cómo es tu relación ahora con ese primer libro?

EV: Mira, lo que pasa es que he publicado tantos libros, como el proyecto de Ética, que está conformado por cuatro volúmenes, además de otros libros como Ensayo sobre ingeniería, que me resulta ligeramente fastidioso cuando alguien me cita el primer libro y no me cita los otros libros. Como si hubiera trabajado lo mismo en otros libros.

C: En este último poemario también mencionas a Sologuren...

EV: Fue un poeta que admiré porque escribió buena poesía. Y lo admiré tanto como a Wáshington Delgado, a Romualdo, a Chariarse, en fin, a toda la generación del 50. Y lo cito a él como un símbolo de los años 50.

C: ¿Crees que tu poesía no es reconocida en su justa dimensión? Te lo pregunto por el verso en el que dices: "Cuántos siglos deberán pasar/antes de que la muerte sea finalmente vencida,/ y mis obras glorificadas".

EV: Bueno, es un decir. Lo que yo busco es amistad, alegría, pasión por la vida. Eso es lo que busco. Lo otro es secundario.

C: ¿Por qué es importante para ti la escritura?

EV: Es importante porque es mi modo de expresión, mi modo natural de expresarme. Es importante porque en la escritura se razona lo que no se puede razonar en el nivel ágrafo. Y, por otro lado, es una extensión de mi cuerpo. No puedo vivir sin la escritura. Me parece impensable que no escriba.

C: ¿De dónde surge el misticismo que impregna tu obra poética?

EV: Ah, eso surge en la adolescencia, cuando descubro a San Juan de la Cruz y empiezo a leerlo. Y lo leo toda mi vida. Lo mismo que a Teresa de Ávila. Y también porque en el fondo todo el motor de mi vida es una pasión mística, es una búsqueda del absoluto a través de la poesía. Una búsqueda de Dios a través de la poesía.

Hora Zero

C: Formaste parte de Hora Zero, siendo el benjamín del grupo. ¿Qué recuerdas de esa época?

EV: La recuerdo con mucha ilusión. Fue la época de mi adolescencia. Fue la época en la que buscaba hacerme un destino en la vida, un destino que yo buscaba se plasmase a través de la escritura, de la poesía, del arte. Y que finalmente se plasmó gracias a Hora Zero.

domingo, 6 de septiembre de 2009

COLUMNA TREN DE ATERRIZAJE: MUTATIS MUTANDI. TEORÍA DE LOS CAMBIOS DE ENRIQUE VERÁSTEGUI POR JOSÉ GÜICH RODRÍGUEZ (DIARIO CORREO, 06-09-09)

Cementerio de Montparnasse, París, 1979. Julio Ramón Ribeyro escucha atentamente al poeta Enrique Verástegui ante la tumba de César Vallejo. Fuente de la fotografía: Diario La Primera (29-06-08)

De las voces que incendiaron la escena en los tempranos setenta, son escasos poetas los capaces de ejercer gravitación sobre el curso que la nave seguiría más tarde. Pimentel y Mora, probablemente, por la trascendencia de sus primeros libros, quedarán como referencias indudables de ese periodo de estallidos, provocaciones al establishment académico y mutación de las sensibilidades. El tercero será Enrique Verástegui (Lima, 1950). En los extramuros del mundo (1971) supuso un hito de la poesía de su tiempo. Hoy, ese texto mantiene su vigencia.

Teoría de los cambios (Cascahuesos/Sol Negro, 2009), el nuevo libro de Verástegui, es una inmejorable ocasión para evaluar qué tanto sobrevive del visceral periplo iniciado hace casi cuatro décadas. Porque mucha agua turbulenta corrió bajo los puentes. Aún sobresale una escritura abierta al asombro y a la contemplación de lo real, como en "Atardecer en La Molina" o "Visiones místicas en Huanchaco", es decir, el Verástegui genuino y abundante. Son textos donde lo prosaico y la búsqueda trascendental se fusionan con resultados originales.

También son destacables algunas de las composiciones más breves, a la manera del minimalismo oriental (de gran influencia en toda la obra del poeta afincado tanto tiempo en Cañete, adonde los jóvenes acudían en peregrinación para visitarlo, cual santo pagano). Estas figuran en un segmento titulado "Avatar: Epístola a las discípulas de Krisol". Los trabajos mejor acabados de ese conjunto suelen ser aquellos que intentan captar esas "iluminaciones" dignas de un discípulo tan aprovechado de Rimbaud. Versos simples, pero labrados con sutileza.

Las caídas se producen en los poemas que derivan de los planteamientos intelectuales del autor, vinculados con la matemática, la lógica y la filosofía. Esto no significa que tales temas no puedan ser transferidos a esas texturas. Pero la previsibilidad y cierto desgaste en la apuesta impiden el brillo acostumbrado, a diferencia de los versos donde Verástegui arroja todo sin racionalidad interpuesta.

Incluso así, los mejores pasajes del volumen valen la expectativa previa. Un solo instante de comunión orgásmica con el mundo es todo lo que se necesita.

lunes, 31 de agosto de 2009

VERÁSTEGUI VISIONARIO POR RICARDO GONZÁLEZ VIGIL (DIARIO EL COMERCIO, 31-08-09)

Siempre deslumbrante, con la magia de la poesía fluyendo en sus palabras y en sus razonamientos (que incluyen fórmulas matemáticas) teñidos de imaginación y de explosión sanguínea, fusionando cerebro-corazón-lenguaje, Enrique Verástegui nos obsequia un nuevo poemario: “Teoría de los cambios”.

El autor atribuye el texto a un matemático chino del siglo XIII. Recordemos que su anterior poemario llevaba un título matemático y mencionaba a otro sabio de ese país: “Teorema de Yu” (2004). En consonancia con ello, “Teoría de los cambios” guarda una estrecha conexión con un clásico chino, al que Confucio profesaba tal devoción que manifestó su deseo de vivir más años para dedicarlos únicamente a su meditación: el “I Ching” o “Libro de mutaciones”, compuesto por hexagramas de líneas a las que se asemejan las de la carátula del poemario que comentamos. Sabemos que hace décadas Verástegui acuñó el título “Teoría de los cambios” para el formidable poemario finalmente denominado “Angelus Novus”; ahora, encuentra su lugar adecuado en un texto atribuido a un sabio chino.

La otra conexión mayor es con el “Tao Te Ching”, el libro central de la mística taoísta, a la cual alude expresamente Verástegui en varios poemas, reelaborando la capacidad taoísta para unir los contrarios y tornar absurdo todo afán de fijar nociones rígidas. Resulta crucial aquí (como ocurre en el diálogo entre Oriente y Occidente en los poemas de Pound y Octavio Paz) la valoración occidental del cuerpo, del componente físico (es decir, sometido a los cambios, según Aristóteles): “La mente está en la sangre —todo el cuerpo— y no solo en el cerebro [] El cuerpo es cosmos desatado. / Corazón y luna se equivalen tanto como cerebro y sol / mientras gramática y matemática rotan en la sangre” (pág. 13).

El aporte de Verástegui a la poesía en lengua española merece mayor reconocimiento que el que está recibiendo, ausente en pretenciosas antologías editadas en España en esta década (figuraba, en cambio, en las antologías de los años 80 y 90, aparecidas en México y diversos países). Numerosos poemas excelentes de “En los extramuros del mundo” (1971), “Angelus Novus” (2 tomos, 1989-1990) y sus otros libros lo ungen como una de las voces capitales surgidas en los años 70, acaso el más dotado y complejo en niveles discursivos y recursos expresivos.

Ninguneado, Verástegui nos interpela: “Florecí más que nadie / pero perfidia cayó sobre mí, / doblándome como una flor, / herrumbrándome, y fui silenciado. / Maitreya pasó desapercibido como una sombra por la vida, / ¿no dan ganas de llorar?” (pág. 33). Pero el tiempo es el mejor crítico literario; hará justicia a su inmenso talento poético.

ILUMINACIONES

En griego, “teoría” significa “visión”. Fiel a su matriz poético-científico-filosófico-profética, esta teoría de los cambios despliega una visión fundamentalmente poética, pero también matemática, epistemológica y mística. De un lado, una óptica mayor de la poesía moderna occidental: el poeta vidente de Blake, Hölderlin y Rimbaud. De otro lado, una comunión con la cultura china: Verástegui como traductor de un matemático del siglo XIII.

La Filosofía Oriental en Teoría de los Cambios de Enrique Verastegui por Raúl Heraud

Enrique Verastegui en su último poemario titulado Teoría de los Cambios (Sol Negro editores/ Cascahuesos, 2009), como él mismo dice ha “traducido” al matemático Chino Ch’in Chiu – Shao; inmerso en una especie de trance nos entrega una poesía en las que a decir verdad encontramos una gran dosis de misticismo relacionado con la filosofía oriental; no es novedad el acercamiento del poeta al budismo al yoga y al Zazen (meditación en postura tradicional de loto):

Sentado en posición de loto
El mar color verde jade se revuelve
Como una inmensa placenta

(Visiones Místicas en Huanchaco).

Los poemas son breves, apenas suspiros con el espíritu Koan de los Rinzai japoneses (diálogos entre maestro y discípulo), los aborda con sensibilidad y delicadeza, con tanta intuición y espontaneidad que nos hace recordar al poeta oriental Basho:

Yoku mireba
Nazuna hana saku
Karina

Cuando miro con cuidado
¡Veo florecer la nazuna
Junto al seto!

E.V.

Déjenme así, extraño y solitario
Por favor déjenme florecer

(Diario Z +1:2/1/2004)


No tiene sentido envejecer
Sin no haber amado flores

(8 a.m.)

En la milenaria tradición oriental la flor significa revelación espiritual, así mismo la luna es para los orientales sinónimo de belleza y de fuerza interna; Verastegui muestra la forma correcta de arroparse con un traje de más de siete siglos hablando desde su otro yo eterno:


Raíz, flor, fruto, son calidad para Krisol…

(VI)



El reflejo de la luna contenida
En el agua en el cuenco de mis manos
Refresca mi mente.

(Espejo)


Como podemos apreciar no es simplemente el hecho de interpretar las palabras dentro del contexto del poemario sino que los versos muestran una carga reflexiva, de introspección, de meditación para encontrar el estado pleno del espíritu (nirvana), como única vía para evitar los sufrimientos del cuerpo.

Verastegui nos enseña su conexión interna con la naturaleza, los poemas son escritos con la sabiduría de un monje y la frescura e inocencia de un joven aprendiz que tendido sobre alguna pradera observa con asombro como pasa la vida a su alrededor. (Lin yu tang).

En Teoría de los cambios existe la constante búsqueda de un equilibrio (yin /yang) para poder penetrar la naturaleza misma y poseerla, ser la naturaleza (zen), conocer sus secretos, sus alegrías, sus sufrimientos, es decir, toda una vida vibrando dentro de sí mismo (Suzuki).

En la simpleza de sus palabras encontramos luminosa verdad, inagotable manantial donde se refresca y renueva nuestro pensamiento; Teoría de los cambios no es sólo un libro de poemas, es un bello atardecer donde la sabiduría y la fe convergen, la razón no es suficiente para penetrar en él, de igual modo la emoción no sirve como único camino de acceso, pero sin ambas tal vez sería imposible deslizarse adecuadamente por su contenido (Tao te King).

Verastegui ha ido más allá de la poesía, en el presente libro nos ha entregado parte de su búsqueda metafísica, nos muestra el camino seguido por él para alcanzar la trascendencia espiritual: “Treinta y dos radios convergen en un solo centro (…) hacemos una vasija con un trozo de arcilla, el espacio vacío de su interior es el que le da su utilidad”. (Lao Tse).



Nunca hubo principio ni fin
El mundo de la conciencia es anterior a la materia
De lo increado brota la creación
Y lo innominado gobierna el universo

(Avatar: epístola a los discípulos de Krisol).

Enrique sabe que el destino del hombre se encuentra más allá de las palabras, habita en la belleza natural, en el gran todo, en el caótico orden de la creación; sabe que la materia es limitante, estado impuro, el cuerpo apenas un envase transitorio que cambiamos una y otra vez; Y es que simplemente estamos aquí para dejar constancia de nuestro fugaz paso por el mundo.

Escribí ese poema en la otra vida
y lo refrendo ahora. No es un Karma,
es el apretón de manos entre pasado y futuro.
Tal vez no escribí ese poema ayer,
sino en un mundo múltiple
donde pasado, presente, y futuro se confunden:
luz al final del túnel
que traspasa la montaña hacia la luz.

(Karma y Luz)

TEORÍA DE LOS CAMBIOS DE ENRIQUE VERÁSTEGUI POR MIGUEL ILDEFONSO


Teoría de los Cambios (Sol Negro / Cascahuesos Editores, 2009) de Enrique Verástegui es una praxis metapoética a modo de testimonio, mezclada con meditaciones metafísicas, sucintas e irónicas observaciones de su entorno cotidiano, y pensamientos que integran ciencia, poética, filosofía, estética y ensayo; es también el análisis retrospectivo de propio oficio poético, una mirada a la trayectoria vital, existencial, artística y espiritual de un hombre que ha dedicado muchos años a la búsqueda de la plenitud mediante el arte de la palabra y el ejercicio del conocimiento. Es la visión integral del ser humano, que no separa hombre y cosmos, que ha llegado a entender que la revolución empieza en el interior de cada ser y que sus alcances no acaban en el universo. Una visión mística que integra razón y poesía oriental, y que borra las contradicciones entre lo bueno y lo malo, las dualidades.

Primero el poeta asume una posición marginal ante su sociedad: “Se me ha prohibido hacer filosofía,/ se me ha prohibido pensar,/ cuando de lo que se trata es de organizar el caos”, nos dice desde su posición de pensador, matemático o científico. En casi todos los textos su voz parece dirigirse al no-lector, mejor dicho, al nuevo lector que avizora. Es una poesía que mira el pasado, pero que le habla al futuro, como un Angelus Novus: el poeta sabe que ha sido silenciado por la sociedad, pero eso no significa que puede evadirse de su responsabilidad. Ahora que el poeta ha recobrado la voz, nos guía, nos explica, nos da pistas de sus obras silenciadas, a ratos como una Vita Nuova o un Ecce Homo, y a veces como cartas, cuaderno de apuntes reflexivos, diario, libreta de notas o carnets.

Pero no todo es repaso de la propia trayectoria o análisis de las posibles certezas alcanzadas, hay también un diálogo con otros poetas, tan antiguos como Dante o Holderlin, o presentes como Reynaldo Jiménez, Sologuren y Kozer; lo mismo están filósofos con los que debate como Kant y Hegel. Cito estos versos geniales: “Todo – lógica, matemáticas, ciencia – es tu cuerpo/ esa razón práctica de Kant, que Hegel,/ en nombre del Estado, contradice./ el Estado es superfluo, y Hegel un patán”. El poeta hace un constante ejercicio de la memoria, como es el caso de este breve pincelazo de Paris: “Como el Dante, pasé por La Sorbona./ Leyenda y misterio rodean mi estadía en Francia”. O recurre a la forma lírica de la elegía para recordar como emblemas a amigos que se han ido: Carlos Frías o Pocho Ríos (“Bohemio legendario/ se inmoló en bares fulminantes/ como infarto, estocada al corazón/ que la Virgen María se lleva”).

“El mundo es una sombra a mi lado / que Tao ilumina”, escribe hacia el final, en los poemas más afines a la poesía japonesa y china. Uno de los principios que el poeta postula es la supremacía de la Conciencia sobre la materia y lo real. Bajo esta premisa, entonces: “Si el mundo no cambia para bien/ ¿Para qué habrá de cambiar?”, dice esta teoría que asume también que “el mundo que cambia es pasado”, y que “el principio del cambio, permanece”. La Teoría de los Cambios, es decir, de lo permanente, se guía por la belleza (lo que permanece), y la belleza se guía por la virtud (lo que se aspira). La virtud, entonces, la hallamos desde donde el poeta se rebela (su postura no-oficial), y a través de esas visiones místicas de la naturaleza, visiones de Lima, del caos, de la desolación, de la tristeza, pero integradas como circuitos mentales ante una pantalla de computadora del cual brotan iluminaciones como haykus. Para el poeta iluminado la belleza es salvación, para el poeta entusiasta el conocimiento siempre ha de ser deslumbramiento. Esta es una de las mejores lecciones que sacamos de este nuevo y hermoso poemario del gran Enrique Verástegui, poeta universal.
(Imagen: Presentación de "Teoría de los cambios" en la Sala José Maria Arguedas de la FIL 2009)

viernes, 21 de agosto de 2009

Agarra esa flor: entrevista a Enrique Verástegui por Tomacini Sinche López (Diario Expreso, 21-08-09)


El poeta nacional, que acaba de publicar el poemario “Teoría de los cambios”, le pide ayuda económica al presidente Alan García.

–“Teoría de los cambios” amalgama poesía, filosofía, ciencia…

Es un libro de madurez que explica una multiplicidad de intereses que se centran en mí. Soy como un hombre del Renacimiento.
Nada de lo humano me es ajeno y obviamente este interés total por el conocimiento se ve reflejado en mi poesía, la cual no es ajena a nada de lo humano.

–¿Este libro se puede considerar como la continuación de su tetralogía “Ética”?

Creo que sí, no sé que dirán los críticos, pero se le puede considerar como un quinto libro de ese conjunto.

–En “Teoría…” se percibe una mayor concreción en cada palabra empleada…

Mi poesía siempre ha sido concreta…

–Me refiero a que usa menos versos, palabras más exactas…

Sí, me explayaba más. Es que en este libro he tenido que darle voz poética al matemático chino Ch’in Chiu-Shao, quien inventó el símbolo cero y revolucionó la poesía, por eso necesitaba encontrar un tono y una claridad diferentes. Mi intención es que las nuevas generaciones de poetas lo conozcan.

–A la vez es una experiencia diferente…

Ha sido una experiencia límite, en la medida en que he empleado una técnica casi zen-budista, si se puede decir así, para crear y escribir.

–¿Cómo es esa técnica?

Ponía mi mente ligeramente en blanco y luego la llenaba con los sonidos inmediatos de la realidad para poder escribir.

–¿Cuánto tiempo le ha tomado terminar el libro?

Se ha ido dando desde el 2005, gracias a la magia de internet, ya que son poemas que se los enviaba diariamente por correo electrónico a la profesora argentina Alba Delia Fede, a quien por cierto está dedicado el poemario y vive en Mar del Plata. No pensaba que serían un libro.

–¿Y cómo llegó a publicarse?

Fue por interés del poeta Paul Guillén, editor de Sol Negro Editores, quien le pidió a Alba Delia mis poemas. Tenía la intención de que ella los archive y se publicaran más adelante junto con los e-mails que nos escribimos, pero al final Paul me convenció y el libro ya está en librerías.

–Me comentaron que estaba mal de salud, que andaba recluido y que es fiel a su verso “Déjenme así extraño y solitario”…

No tanto así. Estoy mejor de salud. He dejado el licor y el cigarro, pero ando usando unos parches para controlar esa adicción. Sólo salgo cuando vienen mis amigos.

–¿Y qué piensa publicar más adelante?

Quiero aprovechar la entrevista para comentarte que he dejado hace meses un libro inédito en la mesa de partes de la Biblioteca Nacional del Perú, enviado a Hugo Neyra para ver si me lo podía publicar, pero hasta ahora no he recibido respuesta suya, ni una llamada ni una carta. Se trata de unas conferencias que di y quisiera que él las publique.

–Aprovecho entonces para preguntarle por su casa en Cañete, ¿ya está reconstruida?

Ese es otro asunto. Mi casa republicana en Cañete tuvo que ser demolida luego del terremoto de hace dos años y hasta ahora el gobierno no ha hecho nada para levantarla. Soy un poeta reconocido, siempre he servido a mi país y no tengo empleo, ni casa. Tengo mi biblioteca personal resguardada por algunos familiares en Cañete, ya que no tengo casa donde ponerla. Quisiera pedirle al presidente Alan García que me apoye y reconstruya mi hogar. Son dos años…

–Finalmente, ¿cómo quisiera que lo recordemos siempre?

Como un hombre apasionado por la producción intelectual.


El dato

Verástegui (Lima, 1950) estudió Economía en la UNMSM. Ha publicado los libros “En los Extramuros del Mundo” (1971), “Monte de goce” (1991), “Apología pro totalidad. Ensayo sobre Stephen Hawking” (2001) y “Teorema de Yu” (2004), entre otros.

Fuente: Expreso

domingo, 2 de agosto de 2009

Nuevas Teorías: El poeta horazeriano Enrique Verástegui remueve una vez más los cimientos de la poesía por Juan Carlos Gambirazio (Caretas, 30-07-09)

A sus 59 años, Enrique Verástegui ha escrito prosa, teatro, guiones para cine, música y, por supuesto, poesía. Siempre con un estilo irreverente y peleado con lo convencional, esta vez llega con Teoría de los Cambios, poemario editado por Sol Negro y Cascahuesos, en el que hace una interpretación de la obra del matemático chino Ch'in Chiu-Shao, con la que se topara en una biblioteca de Nueva York. La obra se presenta el miércoles 5 de agosto a las 5.30 p.m. en la Sala José María Arguedas de la Feria del Libro.

-En una entrevista usted mencionó que al escribir siempre está en trance. Por ejemplo al escribir Ángelus Novus levitó y con Albus escuchaba voces ¿Qué pasó al escribir Teoría de los Cambios?
-He tratado de cambiar de método para emplear un trance instantáneo, si se puede decir, al imaginar el poema en el instante mismo en que escribía. Esta vez el proceso ha sido parecido pero diferente. He tratado de darle una voz espiritual al matemático chino Ch'in Chiu-Shao, que descubrió el número cero y que en estos momentos está olvidado por el mundo. Traté de darle una voz poética.

-¿El cero es el origen de todas las cosas?
-Bueno yo lo considero como el no ser y como tal es necesariamente el origen del universo.

-En un poema usted dice “Déjenme así, extraño y solitario... Oh por favor déjenme florecer”. ¿Podría traducirse en que para que un poeta crezca realmente es necesario no hacerle mucho caso?
-Podría ser en las condiciones en las que vive el mundo actualmente. El poeta está obligado a escribir novelas para tener acceso a la opinión pública; pero, en realidad ese verso es una búsqueda de la soledad, de apartarse del mundo.

-En otro verso usted dice “¿Cuánto tiempo tendrá que pasar todavía antes que la muerte sea finalmente vencida y mis obras glorificadas?” ¿Cree realmente que la ciencia debe vencer a la muerte?
-Para eso trabaja la ciencia, en una época de utopías políticas corroídas ya la ciencia ha debido encontrar la vacuna contra el SIDA, por ejemplo, y ese es su deber.

-Alguna vez usted afirmó que había logrado armonizar en su interior los contrarios de un modo tal que podía considerarse un ser perfecto. ¿Sigue pensando lo mismo?
-Considerándome un ser perfecto he escrito este libro.

-¿Solo a nivel de escritura?
-La escritura lo es todo.

O- (*)

quisiera florecer sin recibir nada
por mis poemas, publicar grandiosas novelas
sin que me paguen derechos de autor,
escribir ensayos fundamentales
sin hacerme famoso.
Déjenme así extraño y solitario.
Oh por favor déjenme florecer.

(*) Fragmento del poema DIARIO Z + 1:2/1/2004.

Fotografía: Caretas

sábado, 1 de agosto de 2009

EL ÁNGEL EN VUELO DE LA POESÍA: UNA PEQUEÑA ENTREVISTA A UN FILÓSOFO CIENCIASÓFICO QUE ESCRIBE POESÍA Por César Pineda Quilca y Charly Martínez Toledo

“Mi amor es la poesía, la escritura a través de los cuales
expreso mi amor hacia el mundo”

Enrique Verástegui


El autor de “En los Extramuros del Mundo”, Enrique Verástegui, nos cuenta detalles de su último libro “Teoría de los Cambios”, el más inspirado y porque no decirlo el más esperado. Agrega además que este poemario se lo dedica a una amiga crítica argentina y que gran parte de sus poemas los escribió acá, a través de la Internet. Así mismo nos habla de algunas cosas más.

a

Día miércoles de Fiestas Patrias. 12 y 30 del mediodía en La Molina. A una cuadra y media de Constructores con Ingenieros. Por fin llegamos a ese bendito hogar tan esperado, donde vive un vate muy reconocido en compañía de su madre, hermanas(os) y sobrinas(os). Toco el primer timbre de unos tres que están en serie. Mientras esperamos que Enrique salga a recibirnos, Charly y yo vamos a comprar un par de Maltin Powers en aquella bodega que se ubica justamente al costadito derecho de su casa. De pronto, el poeta sale raudo como si hubiese visto por ahí a una voluptuosa mujer cubierta de rosas que lo llama. Pero todo queda ahí, en fantasía nada más. Con mucho respeto y educación nuestro anfitrión nos saluda amablemente diciéndonos: “pasen, pasen, justo los estaba esperando. Siéntense en el sofá, pero no cojan nada”, con una voz que te sacude y te pone alerta sobre cualquier hecho delictivo. La razón es muy simple. Sus libros están regados debajo del círculo de su mesita de sala como valiosos objetos de oro de un museo literario en exhibición. Y vaya que lo es. Lo notamos algo cansado, quizás un poco deprimido. Nos sentamos y escuchamos por un rato al poeta decir: “Mis amigos me abandonan por sus ocupaciones”. Pero su semblante cambia cuando damos inicio a la conversación.

- Enrique ¿Cómo surge “Teoría de los Cambios”?
- Surge de un proceso de introspección en mí mismo que busca encontrar mi yo a través de mi lenguaje poético.

- ¿Cuál es el núcleo temático del libro?
- Es la poesía y la naturaleza la temática. Son núcleos eminentemente poéticos.

- ¿Es tu poemario un libro espiritual?
- Sí, eminentemente espiritual. Está presente la idea de Dios.

- ¿Los poetas viven en un mundo múltiple?
- Deberíamos vivir en un mundo múltiple, si es que es un mundo múltiple.

- ¿Te consideras un poeta visionario?
- Sí me considero un poeta visionario por múltiples razones.

- ¿La poesía es cognoscible o todo lo contrario?
- La poesía es cognoscible. Lo innominado lo nombra la poesía.

- ¿De qué forma revoluciona la poesía en el mundo?
- Transformando conciencias.

- ¿Cómo alcanzar la plenitud de la vida?
- A través de la propia juventud y se es conciente del valor de la juventud a través de la escritura.

- ¿Qué sentimiento te ha generado la repentina muerte de Enrique Congrains?
- La desaparición de un gran cuentista. Lo leí muy joven por el año 66. “Lima, Hora Cero” fue un libro bueno por eso de la temática de las barriadas.

- ¿Qué se siente escribir a esta edad?
- Se es joven siempre. La mente no envejece nunca.

- ¿Cómo ves el futuro de la poesía peruana?
- Siempre se ha hecho buena poesía en el Perú. Toda la literatura va en avance.

- ¿Qué opinas de tu generación?
- Fue y es una generación excelente, porque transformó el Perú.

- ¿Qué representó para ti Hora Zero?
- Un grupo de élite de la literatura peruana y además teóricamente, el comienzo de la especialización en el Perú.

- ¿Qué otros proyectos o publicaciones tienes en mente?
- Publicar mis cosas inéditas.

- ¿Qué te parece la Internet?
- Un medio de comunicación fabuloso.

- Por último ¿Cómo te encuentras a pocos días de la presentación de tu libro?
- Tranquilo y a la vez nervioso..

- Gracias Enrique.
- Gracias a ustedes muchachos por la entrevista.

b

Y nosotros nos despedimos con un abrazo y un apretón de manos, encantados de escuchar sus mágicas palabras, llevándonos el sabor de la poesía a la boca…

jueves, 30 de julio de 2009

PRESENTACIÓN DE TEORÍA DE LOS CAMBIOS DE ENRIQUE VERÁSTEGUI EN LA FIL 2009


INVITACIÓN:

Sol negro editores y Cascahuesos se complacen en invitar a la presentación de:

TEORÍA DE LOS CAMBIOS
Del gran poeta peruano ENRIQUE VERÁSTEGUI

La presentación estará a cargo de los poetas: José Pancorvo y Miguel Ildefonso

Día: 5 de agosto.
Hora: 5:30 p.m.
Lugar: Sala José María Arguedas de la XIV Feria Internacional del Libro de Lima (Vértice del Museo de la Nación cruce de la Avenida Javier Prado con Aviación - San Borja).

Los esperamos. Cordialmente:

Paul Guillén – Sol negro editores
José Córdova – Cascahuesos

jueves, 25 de junio de 2009

AMANECIDAS VIOLENTAS DE MUNDOS: NUEVO LIBRO DE POEMAS DE JOSÉ PANCORVO


Sol negro editores en un par de semanas pondrá en circulación el nuevo libro de poemas de José Pancorvo titulado “Amanecidas violentas de mundos”. Próximamente más detalles sobre la presentación del libro.

martes, 23 de junio de 2009

TEORÍA DE LOS CAMBIOS: NUEVO LIBRO DE POEMAS DE ENRIQUE VERÁSTEGUI

Sol negro editores, en coedición con Cascahuesos de Arequipa, en un par de semanas pondrá en circulación el nuevo libro de poemas de Enrique Verástegui titulado “Teoría de los cambios”. La composición de portada se debe al artista visual Augusto Carrasco. Próximamente más detalles sobre la presentación del libro.

viernes, 19 de junio de 2009

GUSTAVO REÁTEGUI OLIVA EN VISUAL POETRY & PERFORMANCE FESTIVAL



Por intermedio del blog La Torre de las paradojas me entero que este viernes 19 de junio se inaugurará en San Francisco (EEUU) la exposición de poesía visual denominada VISUAL POETRY & PERFORMANCE FESTIVAL en la que participa el poeta y performer peruano Gustavo Reátegui Oliva, la curaduría ha estado a cargo de Giancarlo Huapaya y Caterina Davinio. Gustavo próximamente publicará sus máscaras poemas con Sol negro editores.

Friday, June 19

7:00 p.m. (opening reception)
Mission Cultural Center for Latino Arts presents
1st San Francisco Visual Poetry & Performance Festival
Exhibition Dates: June 19 thru July 10
artists include: Adriana Diaz, Agneta Falk, Alberto Roblest, Alejandra Rotondi, Alfonso Jaramillo, Augusto Carrasco, Cecile Brillet, Charlyn Montiel-Trent, Eve Luckring, Giovanni Singleton, Gloria Arteaga, Guillermo Valdizán Guerrero, Gustavo Reátegui Oliva, Jorge Polar, José Antonio Galloso, Kreit Vargas Gómez, Laron Biekerstaff, Lucía Fernández, Luis Alvarado, Ole Scovill, Reina Prado, Renato Pita Zilbert, Sabina Nieto, Shelley Cook-Contreras, Todd Brown, and Yu-Hang Huang.
at Mission Cultural Center for Latino Arts
2868 Mission (at 24th Street)
San Francisco
$5

Pueden ver más información entrando a San Francisco Bay Area Poetry Events.

martes, 16 de junio de 2009

SOL NEGRO EDITORES FUE INCLUIDO EN LA SECCIÓN DE LINKS DEL BLOG SOBRE EDICIÓN


Sobre edición es un espacio dedicado a la discusión, reflexión e intercambio de información sobre la edición de libros. Tiene bastante información en su sección de links como recursos para editores, formación de editores, ferias de libro, servicios editoriales, promoción y reseñas, agentes literarios, editoriales argentinas, mexicanas, colombianas, uruguayas, venezolanas, cartoneras, del mundo, electrónicas, grandes grupos, instituciones y organizaciones, ilustradores, libros y edición, diseño editorial, librerías y servicios, libros antiguos y descatalogados, bibliotecas y libros digitales, entre otras. En la sección de editoriales peruanas Sol negro editores ha sido incluido junto a Borrador editores, Calcomanía Ediciones y Mesa Redonda. Pueden visitar el blog Sobre edición en este link: http://sobreedicion.blogspot.com

viernes, 10 de abril de 2009

UN ENCUENTRO EN LOS EXTRAMUROS DE VERÁSTEGUI POR JOSÉ CÓRDOVA*

Sólo son excusas

Visitar a Enrique Verástegui, ese mítico poeta de la última gran generación que ésta parte del planeta ha dado —y que a los 21 años publicó En los extramuros del mundo, uno de los libros más notables y casi fundacionales de la generación del 70— fue la excusa perfecta para ir a “La horrible” y de paso visitar a los grandes amigos entrañables a los que no veo hace un buen tiempo. Además, aprovechando la presentación de Sparagmos de Maurizio Medo en Ksa Tomada, también me interesaba saber por qué a este gran poeta nacido en Cañete hace 59 años y gran lector de El Kybalión (un best-seller de la filosofía hermética del ocultismo) y seguidor de los trabajos del físico-atómico Frijot Capra, no le gustaba que el nombre Cascahuesos vaya en su libro. Pues, finalmente, Teoría de los cambios (su último trabajo después de 3 años de silencio) ya está ingresando impecable a la imprenta y faltan pocas semanas para que esté en las librerías de Arequipa y Lima. ¿Cómo no estar ansioso de conversar con Enrique para que el pan no se queme en la puerta del horno? Con una escala de dos días en Chincha (cortesía de mi amigo Víctor Salazar), la meta era estar en Ksa (con k) Tomada y luego en la Casa (con C) de Enrique.

Las combis de Lima

Claro, al seguir leyendo Leonardo (1988), Ángelus novus (1989), Monte de goce (1991), —sólo por mencionar lo más digerible— o la poesía reciente del nuevo libro de Verástegui, uno continúa admirando la extrañeza de su pluma ígnea, la búsqueda de la concretitud de la imagen o la versatilidad de su forma, del diálogo con la ciencia (que va desde la alquimia hasta la metafísica para luego adentrarse recientemente a la física y la matemática) y la filosofía, donde prima la búsqueda del conocimiento, y así, a la manera de los grandes hombres, lograr el entendimiento del “origen”. Pero, más aún, visitarlo, es casi una tarea placentera y sencilla (claro, gracias a la ayuda de Paul Guillén, el coeditor de Teoría…); y salvo el tránsito horroroso de la gran urbe peruana, (digamos, 45 minutos desde Pueblo libre hasta San Isidro), sólo tenía que estar a las 12:00 del medio día en el cruce de la Av. Javier Prado con la Av. Aviación; Paul esperaba con un cigarrillo, y apenas puse un pie en el asfalto, inmediatamente subimos a una combi que tras otros 45 minutos, cruzando grandes autopistas, llenas de enormes carteles publicitarios (símbolo del consumismo capitalino), nos trasladó hasta la Av. Los Constructores en La Molina. Apenas llegamos, Paul me indicó que la casa de Enrique estaba media cuadra más arriba, y mientras cruzábamos la Avenida, me dio algunos datos recientes sobre Enrique. El clima estaba agradablemente fresco ese día.

Editor atrapando a un poeta

El poeta esperaba en la puerta, y después de un caluroso abrazo fuimos por unas cervezas heladas. Inmediatamente después pasamos a la sala de su casa, y rodeados de pisco “Verástegui” mientras la espuma llegaba hasta el borde de nuestros vasos, antes de comenzar con las preguntas y las repuestas me dijo: —el nombre Cascahuesos suena muy violento. Mejor que vaya con el título de “Investigaciones Literarias”; —pero Enrique, ¡no podemos cambiar el nombre de nuestro sello!, además, ese nombre es un cálido apelativo que se les da a los arequipeños, y el logo es un petroglifo de Toro Muerto, lo cual nos remite hasta nuestros orígenes. Representa a un puma, es decir, a un felino; y tú sabes que los felinos, especialmente los gatos, cascan los huesos hasta quitarles las últimas fibras de carne. Enrique se puso a pensar un momento a lo que, luego de mirarme un poco sorprendido, repuso: —¿Así?, bueno, entonces que vaya; —claro, además, la idea es que los lectores sean como estos felinos, es decir, que al leer los libros “casquen” hasta sacarle todo el jugo al texto. —Pero me gustaría que el nombre de “Investigaciones…” no se pierda. —Bueno, —le dije— de eso no te preocupes, “Investigaciones Literarias” será el nombre de la serie con la que continuaremos trabajando con Paul y Sol Negro. ¡Solucionado el asunto! Entonces comenzó a explicarme el origen de este nuevo poemario, que era una reescritura (o versión) de un libro del matemático chino C’in Chin Shao “el mejor matemático de la historia porque fue el que inventó el cero. —Me ha costado mucho trabajo escribirlo”, me dijo. Sin embargo pasaba la hora del almuerzo —en Lima el tiempo es velosísimo—; así que, caminando en media de la calle, terminamos amenamente hablando y almorzando (para no dejar de lado el tema de los chinos) en un chifa llamado Wong Fou cerca de su casa, mientras Enrique se mitificaba más con esas anécdotas que sólo los que realmente han vivido pueden contar. Luego retornamos a su casa. Y lamentablemente ya era tarde.

Nos esperaba “Los extramuros de Lima”

No pudimos quedarnos un poco más en su casa, pues otros 45 minutos nos separaban de su casa a Miraflores y yo tenía una “gran agenda ese día”. Sin embargo, fue todo un placer instantáneo conocerlo, hablar con él, saber lo que otros poco o nada saben, y recibir un libro autografiado (Para José Córdova que, en el siglo XXI publica mi Teoría de los cambios, y que… —mejor les dejo con la inquietud—) más una fotografía juvenil e inédita para este nuevo libro. Lo dejamos presto para una siesta, con los ojos algo agotados y sentado en su sofá; el también lector de Mahadevan y Evandro Agazi parecía un geniecillo a punto de quedarse dormido. Eran las 4:00 de la tarde y con Paul teníamos que pasar por la casa de un compañero de ruta de Enrique, Jorge Pimentel, luego, acudir la Oficina de Virginia Vílchez, para terminar la tarde, finalmente, en el Superba y bien cerrada la noche en La Rocola, en el centro de Lima (fin de mi agenda). Pero esa es otra historia.

JOSÉ CÓRDOVA (1979): Con estudios de Arquitectura y Sociología es Editor de Cascahuesos Editores. Ha publicado dos antologías de su poesía: Pre-textos (Arequipa, Editorial UNSA, 2002) y la plaqueta Perfil del desencuentro (Arequipa, Cascahuesos Editores, 2007).

* Publicado con algunos tijeretazos en el semanario El Búho.

lunes, 6 de abril de 2009

Airado Verbo (Sol negro editores) de Juan José Soto “El ambiguo espejo de la palabra” por Óscar Pirot*

Presentación de Airado verbo en Madrid
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Asombrarse es barnizar el mundo con mirada virginal, encarcelarse en el delicado parpadeo de las cosas, desentrañar el habitáculo evanescente de las palabras. En ese trayecto que implica la decantación del mundo y del lenguaje, se va edificando la arquitectura vivificadora de la poesía, la redención inminente de nuestros primeros balbuceos, el grito insoslayable del hombre frente a la creación. “Hay que pensar – nos dice María Zambrano - que el primer lenguaje tuvo que ser delirio. Milagro verificado en el hombre, anunciación, en el hombre, de la palabra.” Por eso, continúa la autora, el poeta quiere delirar, porque en el delirio la palabra brota en toda su pureza originaria.

Muy al contrario de lo que se piensa, frente a la ambición devastadora del progreso y al insaciable culto por lo efímero de nuestras sociedades modernas, el hombre contemporáneo nunca ha dejado de ser primitivo. Y no lo ha dejado de ser porque ha sabido tender un puente colgante, donde lo sagrado queda indemne del sangriento curso de la Historia, un puente donde, delirio y asombro, se nos develan como la imagen inalterable de nuestra propia naturaleza.

En ese sentido, Airado verbo de Juan José Soto, encarna una decisiva y deslumbrante conciencia del poeta inmerso en un paisaje mutilado por la desolación y la injuria; pero a su vez, hilvana una exquisita sublimación del ser en la llamarada incorpórea de la palabra y en la concreción erótica de la mujer como único refugio frente al caos. Este trayecto, de la desolación a la sublimación, se da a través de los tres apartados que conforman el libro: Multitudinario espejo de sombras, Airado verbo y Galope de Tormentas. De esta forma, Juan José Soto, reinventa una visión rigurosa y original de lo uno frente a lo múltiple, visión encausada ya desde el siglo XIX por los poetas románticos y que el autor asume impecablemente para ofrecernos una postura crítica y caudalosa de la misión vitalista de la poesía en la primera década de nuestro siglo.

Si para Stendhal, la novela debía ser un espejo que paseamos por el camino; en la poesía de Juan José Soto se da una operación curiosa y contraria; es el poeta sin cabeza, héroe decapitado, quien se pasea por el espejo. Así, en Multitudinario espejo de sombras, asistimos a la imagen fragmentada y desalentadora de un universo vuelto esquirlas inquietantes. La primera imagen que inaugura el libro está cargada de una sutil espesura y nos sitúa sin vacilaciones en el encuentro inicial con el dolor y la incertidumbre. El poeta nos dice: “Las pesadas sombras se abren/ La cerrada noche se abre/ El fiero exilio se abre/ Tu voz de sangre/ La mueca de hastío/ Y ruedan sin cabeza / Las vanas horas amándote.”

Desde el comienzo del libro, una imperturbable consistencia onírica va haciendo desfilar imágenes de un páramo espectral y desolado, en la que el tiempo parece estar abolido, expectante; por eso, la plasticidad de Airado Verbo hace pensar en ciertos cuadros de Paul Delvaux, concretamente en aquellos en los que la escenografía está cargada de ambientes oníricos y desdibujados, y con una fuerte predilección por los desnudos femeninos. Aunque en Airado Verbo, la figura femenina sea una intuición constante que no irrumpirá sino hasta el final del libro.

La progresión que sigue Multitudinario espejo de sombras nos va descifrando un itinerario espacial que nos remite a una ciudad consumida por el abandono y el escalofriante despoblamiento del mundo y del ser por una devastación sin precedentes. Todo es, tomando un verso del libro, un Bosque humano de ausencias, y esta degradación no sólo se apodera de lo humano sino que trasciende al terreno de lo divino. Los siguientes versos nos lo hacen visible: Desencadenada gruta de adioses/ De parapléjicos cráneos/ De océano duro/ Despedazados dioses/ De vísceras de abismo.

Ante esta confrontación entre la vulnerabilidad del hombre frente a los parajes hostiles, el yo poético asume su condición infrahumana y nos revela: He dejado de tener Historia/ Vano inquilino de sueños/ De pesadillas recurrentes/ De nombres cifrados/ De muertes súbitas.

El sentimiento de pérdida del mundo implica también la pérdida de sí mismo. La imagen espacial que se logra en este primer apartado nos sume en un inquietante mimetismo con lo infernal, aunque no palpite ningún indicio que nos sitúe directamente en el escenario de lumbres. Y aquí se nos presenta un hallazgo fundamental, frente a la verticalidad de los infiernos, visible en los habituales descensos que hilvanan Dante, Eneas, Pólux u Orfeo, En Multitudinario espejo de sombras no hay descenso infernal sino horizontalidad urbana. El espacio, aunque inmerso en atmósferas oníricas, no deja de ser un espacio terrenal y mundano. De ahí que la poesía de Juan Soto se nos devele como una innovadora exploración de las cavidades terrenales del alma, de los escombros infértiles del ser. Aquí no nos encontramos con personas reconocibles o afecciones del pasado, todo el caos se centra en un anonimato que agudiza la contemplación de un desvanecimiento demográfico, de una sequía de la carne. Y justo, cuando nos hemos embriagado en esta atmósfera de ruinas leprosas, irrumpe, en una noche encendida de caos, la identificación del poeta con el Ángel Caído que, como nos revela el poema número V: Habita los desalmados espejos/ De asesinos en serie.

La ciudad es tomada como un cuerpo en sí mismo, como una sustancia orgánica inyectada de atributos sensoriales en descomposición, detalle que hace pensar en la agudeza sensorial y onírica que nos asfixia sin clemencia en Los cantos de Maldoror del Conde de Lautréamont. En Multitudinario espejo de sombras, como lo devela uno de sus poemas, hay un Rotundo olor a nervio/ a carne, una Disección fresca del exilio.

En ese mundo de sombras en el que las identidades humanas han perdido toda reminiscencia con su concreción carnal, la única figura que se salva de las fauces del abismo es la del poeta, la única que puede devolverle la fertilidad a las cenizas, el visionario que puede indagar en el cuerpo bofo de las tinieblas pese a su decapitación, así nos lo demuestran los últimos versos de este primer apartado: Espejo de piedra/ Donde asoma largamente/ El poeta sin cabeza/ Piel de ceniza airada/ contumaz/ Ave fénix del verbo.

El contraste lumínico que logra Juan José Soto entre la transición del primer y al segundo apartado, es de una eficacia contundente. Si en Multitudinario espejo de sombras, la imagen inicial era la de la pesadumbre nocturna, en Airado Verbo tenemos la imagen etérea y luminosa de la poesía como una anunciación frente a la decrepitud: Poesía es una antorcha/ enciende palabras/ Ojos inmóviles/ La ansiosa mirada de la muerte.

Si la aparición redentora de la poesía contamina de forma incendiaria la estética grumosa del paisaje, también contamina sigilosamente el discurso poético. Juan José Soto imprime en el primer poema de Airado Verbo el ritmo cadencioso y cautivador de la letanía. Este hallazgo no es ni por menos aleatorio, sino labrado desde una lucidez rigurosa. De esta forma, el discurso poético se vale del discurso religioso para engarzar una lluvia de imágenes que son la antítesis visual y rítmica del universo fragmentado en el que nos habíamos sumergido anteriormente. La letanía que se desgrana a partir de la imagen propia de la poesía, Encendido rayo cada verso, como nos dice el propio poeta, nos sume en su ritmo impetuoso y redentor:

Ileso amante
del fiero abrazo de las peñas
Obstinado mar en la orilla
Ardiente voz de hoguera
Airado verbo
Turbada sangre
Sótano de caos
De hondura a tientas.

De esta forma, mediante la incursión del discurso religioso en la piel del discurso poético, y de la presencia de la redención en un mundo fracturado, nos viene a la mente la inquebrantable universalidad que embriagó a Novalis y que dejó cristalizada en su gran frase: “La poesía es la religión original de la humanidad”.

De la infertilidad de la materia pasamos a la fertilidad de la palabra, de las imágenes corpóreas de la ciudad devastada, a las visiones deslumbrantes de la poesía redentora. Esta segunda sección, que toma el título propio del libro, Airado Verbo, no es sino la conjuración inminente de la poesía frente al hombre, el sendero evanescente que va trazando las luciérnagas que nos lleven a la sublimación espiritual y carnal. La fragmentación poco a poco va recobrando su unidad, se va integrando gradualmente en el lienzo del libro como un fiero esfumato.

El poeta va recuperando la conciencia y se va situando en una óptica de contradicción y desgarro: Este siglo entero de sangre/ De tardío alumbramiento / Metástasis de sombra/ En la habitación de la palabra/ En sus crispados rincones/ De silencio/ De voces airadas/ De profecía en los desolados muros.

El extravío y la desorientación que se funden en el yo poético al contemplar simultáneamente el dolor, la soledad y el desamparo al que se ve sometido por la Historia, logran un clima de anhelo y desesperación. En medio de tanto despedazamiento hay una constante búsqueda por la trascendencia, por la disolvencia del ser en otro cuerpo. La imagen del poeta como un hombre decapitado sigue estando presente en los versos de Airado Verbo, hay una especie de desquicio y esperpento que bien pueden remitirnos a ciertos cuadros de Goya: sangre colgada y tibias rotas en las manos, desquiciados sanatorios, crecida tiniebla en el rostro, cuencas de agónicos videntes, muerte rozagante a gritos, son algunas de las imágenes que relampaguean en el libro y que pueden emparentarse con algunos detalles pictóricos del pintor español.

Para apaciguar la muerte y el dolor, el poeta intuye una cierta sed de fusión. En el camino a la sublimación, hace falta la concreción de la poesía en el cuerpo femenino, es decir, unir el desdoblamiento de la fertilidad para acallar el sufrimiento de un hombre envenenado en cuerpo y alma por las vicisitudes del devenir: No hay lugar para abrazos entonces/ Sólo el tiempo a dentelladas en un beso/ ese obsceno ardor al pie del abismo/ Vestigio de luz y grito/ entre los restos calcinados de la sombra.

Así, en el tercer y último apartado del libro, Galope de tormentas, irrumpe con grave profusión y delicado erotismo el cuerpo femenino como habitáculo del ser y de la palabra, del refugio y la redención, de lo sagrado y lo trascendente. Frente a la agonía incesante del poeta, frente a su alma infestada de cicatrices provocadas por la crueldad, el acto de nombrar a la mujer, le restituye el vigor esencial de su existencia: "Nora/ Impetuoso latido del amanecer/ Que seduce la integridad de la noche/ Coges la raíz invicta del viento y sus formas/ Entre manos de malvas de luceros.” En otros versos, el poeta ve en el cuerpo femenino el brote virginal capaz de desenhebrar cualquier tentativa de dolor: “Y un galope de tormentas en tu vientre/ Mar de rayos y centellas desafiando el abismo/ Al filo del terco horizonte/ Al borde de todos los cielos.”

Hacia el final del libro, la fertilidad, asociada a la metáfora vegetal, devela al poeta la eternidad destinada a redimir su cuerpo en una ola incesante: “Avezada flor silvestre/ Irrefrenable efervescencia del instinto/ Colmas abismos / De deseo y hondura / De esta humanidad pavorosa/ De grito en llamas/ Ardiendo en mí”. En esta fervorosa invocación de la mujer, Airado Verbo logra confabular el preciado ungüento con el que lavar las heridas devastadoras producidas por la asfixia y el sopor de un mundo consumido por un lamentable desprecio hacia la vida.

Y así, con los 3 apartados de Airado Verbo se cristaliza el trayecto de la desolación a la sublimación, de la fractura a la unidad, de la soledad al encuentro, del silencio a la palabra. En un diálogo crítico con nuestra tradición, Airado Verbo enraiza con singular visceralidad los tres grandes temas del surrealismo: el amor, la libertad y la poesía. Y lo hace desde una postura en la que la conciencia onírica es guiada por la lucidez, para devolvernos la imagen ambigua del hombre, perdido en los páramos de la sinrazón y el abandono.

Airado Verbo es un desafío a las convenciones humanas totalmente empobrecidas por el conformismo espiritual y metafísico de ciertas úlceras sociales, plagadas de muñones de sueños y extensas legiones de dolor. Es una valiente postura poética frente al despiadado belicismo de la humanidad, una pesadilla que deambula entre el sueño y la vigilia. Airado verbo, ventilación de la palabra para repoblar los abismos que consumen nuestra existencia. Airado verbo, es todo este bendito silencio/ una invocación de eternidad.

* Óscar Pirot (Ciudad de México, 1979). Realizó estudios en Comunicación en la Universidad del Valle de México y en la Universidad Europea de Madrid. Ha sido alumno en los talleres de los poetas Antonio Deltoro y Ricardo Yáñez. Ha publicado el libro de poesía Memoria del agua (Editorial Amarillo, 2005). Es fundador y director de la revista de literatura Afelio, de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid, donde actualmente estudia la licenciatura en Filología Francesa. Reside en España desde 2002.

miércoles, 1 de abril de 2009

Juan José Soto: "En Perú se sigue editando poesía por el esfuerzo y la voluntad de los poetas"

Periodista Latino presentó Airado verbo (Sol negro editores) del poeta peruano Juan José Soto en Madrid


(Olivia de la Hoz).- Periodista Latino en el marco de las actividades en pro de la cultura y el arte que viene realizando presentó anoche el libro del poeta y periodista peruano Juan José Soto. El acto, reaalizado en la Escuela de Profesional de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid contó con la asistencia de Paul Monzón, Director de nuestro diario online; Mauricio Rojas, Director de la EPIC y de Oscar Pirot, poeta mexicano quien hizo la introducción del poemario "Airado verbo".

Numerosos colegas y poetas se dieron cita en el salón de actos de la Escuela de Profesionales de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid.

Maurcio Rojas, Director de la EPIC, presentó el acto y haciendo referencia a su experiencia de inmigrante en Suecia señaló: "He leído este libro con mucho entusiasmo. Yo he vivido 35 años fuera de Chile y este libro me ha recordado mucho mis sentimientos, mis emociones que ya con 35 años están bastante lejos". Sobre la labor que viene desempeñando la EPIC agregó "La escuela quiere abrirse como un espacio donde creadores de distinto tipo puedan venir acá a presentar sus obras. Pueden ser españoles, pueden ser inmigrantes".

La presentación extraordinaria que realizó el poeta mexicano Oscar Pirot, de "Airado verbo" la reciente creación literaria de Soto, fue el inicio de una velada que sirvió además de fiesta de despedida del poeta peruano quien en breve retornará a Lima.

Soto, en palabras a Periodista Latino, quiso agradecer la iniciativa de nuestro diario online de organizar y a su vez apoyar actividades de cultura y arte en pro del colectivo latinoamericano en España.

Por su parte, Paul Monzón, director de Periodista Latino agradeció la importante colaboración de Mauricio Rojas, Director de la EPIC y de la ONG Promoviendo para hacer posible este acto.

jueves, 5 de febrero de 2009

ADELANTO DE AMOR ISLAM (SOL NEGRO EDITORES, 2009) DE ROMÁN ANTOPOLSKY

Féretro y cuna

Cuando un componente de un grupo fónico potencialmente monofonemático no puede ser interpretado como una variante combinatoria de un fonema cualquiera de la misma lengua, todo el grupo fónico debe ser considerado como realización de un único fonema.
Trubetzkóy, Principios de fonología.

La mano a que huele el vino sumo
triste al ojo –a quien gotea estruendo–
a gatas del final.
Su agua escurro apenas; paño hago ahora
de piel que latía – injusta empuño el
barrote y ya zarpan – piélagos en
boca las siluetas que el estandarte sea sus asuntos.
Una espuma; los pertrechos los amentos en
cada día: los muchos de un ritmo y una filial osadía
que es ostra y costra acercada al
hito, que es vida un momento
y al próximo un trapo, tripa – dentro
el poema que se llame VASO piensa
en un viso: toma la palabra y dice:
“paz de mar en el pez.” Y
morir al mar. Hay un закат; ella no
avisó que moría. La vida desde allí
se hizo un cortijo, duro. Cada cruel comer
era tragar una cabaña de muerte. Hasta que el
arrasar del viento hizo despejar el lugar; y hubo
menos almas, menos vías. Las
almas de esta vía
vistas en mi ojo, que
justos los atisba
tanta línea, tanta calle
blanca rozada hecha
de brea. Y no pude más que al
ver – mirar con ovación, dar un lauro.
En el momento del día que el lauro dí –
el tiempo fraguó como yeso. E hice móvil la
siesta. Llevada a la noche hacía de eclipse,
dormía y mi cuerpo era una rambla a-
donde la arena pisaba la tierra, secaba
el río, daba la humedad a otro terruño con un lloro y me
daba un indicio: un incendio. A la
regularidad del día –que provee sueño–
anuda el aporte mudo: es, tan, calmo
y diminuto el ser, y se expande al cantar,
se retoba en el malecón, a la calle como viento barre
hasta el cielo y el
tormento que ocasiona
grita. La
vida se distribuye. Una
victoria cede. Como cebo
ésta está
fluída, es úna gota
en la mente, plumas
en vereda.
Y un sino cínico
alerta mi mecanismo: color y
nieve es lo que veo; matar en la
campiña sueño; un ciervo y
su pata veo; horca y orca oigo.
se me prenden como un fémur.
veo amor y la muerte me ama.
Entonces rutilante un padecer me amortigua:
“Tú – cabal. Tu cruz – mural. La voz
alzas si tu iris ya ni ve? Sí, muro. Sí, en seco
todo cuanto veas. Al lodo lo que hayas
jurado.” La
cara y la ceca arroparon entonces
el trasluz, el lodo. Y los lobos de nuevo
vinieron. Hablaron al sol. Él les dijo:
“mañana iré temprano ahí; a buscar el
color de la calleja”.
Parda el ansia donde mengua sino uno,
adonde el agüero roe un talón a caminar.


LII.
Sequentia
“e'm fetz escut de son bel mantelh endi”
Arnaut Daniel

Me habías visto en el medio
de las calles buscar esa gracia que cae
solamente cuando la puerta
de un año cierra y otra
comienza a abrirse. Desde la casa
que se inmiscuye y la ventana por la
que pasa el tiro en coches que lo lleva todo.
Este nuevo regalo, este otro lecho
y yo en el collar, con las dos lunas a mis
costados y la fama censurando a mis
parientes. Cuántas pocas nuevas,
cuántas nuevas concisas; los días se
dan en platos, Bach en el disco en
un tercer olvido –donde la mente urbana
se transparenta y las dos lunas vienen y suplen
la especie de jardín, pastar confesión.
Y la mesura es confusa, confusa. Me inmortalizo
técnico. El verso, el color, el compás.
Mi falange me dirige y mi oído da.
Mero hacer, diría, todo el tiempo hacer.
Hasta que el mundo sacude sus hombros
y yo no caigo. Y yo soy el mundo.
Y yo soy su música.

Román Antopolsky (Buenos Aires, 1976). Pintor, poeta y traductor. Ha publicado los libros de poemas ádelon (Tsé-Tsé, Buenos Aires, 2003) y Cythna en red (Intemperie ediciones, Santiago de Chile, 2008), así como traducciones de poesía y ensayo principalmente del ruso, inglés y alemán. En 2006 fue invitado a Iowa City por el International Writing Program de la Universidad de Iowa. Vive actualmente en Pittsburgh, USA.